Infancia segura, clave para reconstruir el tejido social

Mortalidad materna en México: un reflejo de desigualdad estructural
27 enero, 2025
Niñez migrante, un desafío en múltiples ámbitos
28 enero, 2025

Por: Cándido Pérez, Investigador de Early Institute
Publicación original de: Mexiquense Televisión

Uno de los temas centrales en la agenda pública de los últimos años ha sido la violencia. Hablamos con frecuencia de violencia generalizada, de su normalización y de un tejido social fracturado.

Pertenecemos a generaciones que han sido testigos de violencia en el hogar, a menudo justificada como disciplina. Esta problemática persiste, pues hoy en día, más de la mitad de las niñas y los niños enfrentan violencia en sus propias casas desde una edad muy temprana.

Los casos se cuentan por miles. Tan solo en 2022, se registraron más de 3,300 carpetas de investigación por violencia familiar contra niños de 0 a 4 años. En ese mismo año, hubo 2,438 denuncias por delitos sexuales contra niñas y niños menores de cinco años, quienes fueron vulnerados en los espacios donde deberían sentirse más seguros y por las personas responsables de protegerlos.

No hemos comprendido que estas experiencias de violencia no solo afectan su bienestar inmediato, sino que también comprometen su salud mental y su capacidad para establecer relaciones seguras en el futuro.

Dentro de los hogares, hay mucho por hacer. La falta de apoyo a los cuidadores, el desconocimiento sobre el desarrollo infantil y el limitado acceso a recursos para una crianza adecuada son problemas evidentes.

Es fundamental fortalecer los programas de parentalidad y crianza positiva. Estos programas deben abordar no solo diversas formas de crianza, sino también la gestión del estrés y el uso de disciplina no violenta.

Sin embargo, prevenir la violencia en el hogar es solo una parte de la solución.

El acceso a la justicia es otro pilar crucial para reconstruir el tejido social. Los procesos judiciales, a menudo largos y revictimizantes, agravan el trauma de las niñas y los niños, desincentivando las denuncias.

La falta de coordinación entre sectores como salud, educación y las Procuradurías de Protección fragmenta la atención y perpetúa la revictimización. Además, es imprescindible capacitar al personal educativo y de salud para identificar signos de violencia y activar los mecanismos de protección adecuados.

En conclusión, prevenir la violencia desde los primeros años de vida, garantizar el acceso a la justicia y fomentar la colaboración interinstitucional son pasos fundamentales para reconstruir el tejido social. Pero el más importante es asumir un compromiso con nuestras niñas y niños, un compromiso que hasta ahora no hemos asumido plenamente.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Language