Por: Cándido Pérez, Investigador de Early Institute
Publicación original de: Mexiquense Televisión
En los últimos datos disponibles, en México hay casi 22 mil niños, niñas y adolescentes viviendo en Centros de Asistencia Social. Las entidades con mayor número son Chihuahua, Baja California, Jalisco, Ciudad de México y Tamaulipas.
Aunque la ley establece que los Centros de Asistencia Social deben ser una medida temporal y de último recurso, la realidad muestra que muchos niños, niñas y adolescentes pasan años en estas instituciones, lo que afecta negativamente su desarrollo.
En este sentido, se observa que la adopción o reintegración familiar es sumamente compleja y varía significativamente entre estados, lo que resulta en un proceso fragmentado y descoordinado.
A pesar de la existencia de un marco regulatorio nacional, la falta de armonización efectiva complica el proceso de adopción y vulnera el derecho de las niñas, niños y adolescentes a vivir en un entorno familiar adecuado.
Esta situación se ve agravada por la intervención de múltiples actores, desde las Procuradurías de Protección hasta el Poder Judicial y otras autoridades civiles y familiares.
Sin lugar a dudas, la gran mayoría de estos Centros brindan un apoyo invaluable a niñas y niños que enfrentan situaciones dramáticas. Es claro que los largos periodos que muchos de ellos pasan en estos Centros no son convenientes.
La propia Comisión Nacional de los Derechos Humanos ha señalado la falta de políticas públicas integrales que analicen de manera profunda la problemática de la institucionalización, identificando causas, factores de riesgo y las consecuencias para la vida de estos niños y niñas.
Frente a este escenario, es urgente que las autoridades fortalezcan la legislación y hagan más eficientes los procesos de adopción a nivel nacional. Se hace un llamado a los tomadores de decisiones para armonizar y fortalecer las normativas, mejorar la relación con los Centros de Asistencia y asegurar que todos los niños, niñas y adolescentes tengan la oportunidad de crecer en un entorno familiar seguro para su desarrollo.