Por: Cándido Pérez, Investigador de Early Institute
Publicación original de: Mexiquense Televisión
En los últimos años, el desplazamiento forzado como consecuencia de la violencia, los conflictos armados y el narcotráfico se ha vuelto cada vez más común.
Se habla con frecuencia del desplazamiento forzado interno, en el cual las personas se ven obligadas a abandonar sus hogares para continuar su vida en otro estado de la república. Sin embargo, cuando estas personas cruzan una frontera, como en el caso reciente de cientos de familias chiapanecas desplazadas hacia Guatemala, se les conoce como refugiados.
De acuerdo con el gobierno federal, estas familias se refugiaron en Guatemala para evitar que las bandas criminales, que se disputan la zona, secuestren a sus hijos más jóvenes.
Si bien algunas familias han regresado, muchas otras prefieren quedarse en ese país y desplazarse entre fronteras debido al temor por la falta de protección.
Desde la Presidencia de la República, el problema se minimiza; se habla de poblaciones específicas, hechos concretos y se hace un llamado a no exagerar el tema.
Sigue sin reconocerse que el desplazamiento forzado por violencia y la presencia de grupos criminales es un problema sistémico que, aunque no es nuevo, se observa cada vez más en más estados, municipios y comunidades.
Esta vez ha llamado la atención que las familias mexicanas se desplacen hacia el sur, pero no podemos olvidar que hacia el norte llevamos muchos años viendo a miles de personas, no solo sudamericanas o centroamericanas, sino también mexicanas, que buscan refugio.
Ante la situación en Chiapas, la Secretaría de Gobernación comunicó que impulsará un plan de atención dirigido a los habitantes de las poblaciones afectadas, mediante programas sociales, atención a la salud y el despliegue de un “tianguis del bienestar” con apoyos para las comunidades afectadas.
Sin embargo, esta respuesta es insuficiente; parece no entenderse que el desplazamiento forzado es un fenómeno complejo que requiere una atención eficiente y transversal por parte de todas las autoridades y de los distintos niveles de gobierno.
Si una familia abandona todo por lo que ha trabajado durante años, es porque en su propio hogar se siente absolutamente desprotegida y vulnerable. Esto es lo que hoy viven cientos de familias mexicanas, ante lo cual no hay respuesta.