Por: Cándido Pérez, Investigador de Early Institute
Publicación original de: Mexiquense Televisión
La falta de acceso a los servicios de salud es un problema persistente en nuestro país. Actualmente, casi el 40% de la población no cuenta con acceso a una institución pública de nuestro sistema de salud (ENIGH, 2022).
Ante esta situación, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (2021), la mayoría de la población que busca servicios de salud recurre al sector privado. De ellos, el 22% es atendido en consultorios médicos privados ubicados en domicilios particulares y el 20% en consultorios adyacentes a farmacias.
No es de sorprender que justamente este tipo de consultorios haya tenido un gran auge en los últimos años. Se han vuelto el servicio que eligen incluso personas con acceso a los servicios de seguridad social, como el IMSS, ISSSTE o algún otro servicio de salud pública.
Cada vez más familias optan por realizar un gasto de su propio bolsillo para atender un problema de salud que se resuelve en una consulta, asumiendo también el gasto de los medicamentos. Es decir, ante las deficiencias que vivimos en nuestro sistema de salud público, parece que cada vez más nos acostumbramos a pagar esos costos.
Sin embargo, la situación puede ser aún más compleja. El gasto de bolsillo de las familias puede convertirse en devastador o catastrófico.
Según el Instituto Nacional de Salud Pública, en pacientes que se atienden en alguno de los Institutos Nacionales de Salud, la gran mayoría no pudo pagar por su atención, pero el gasto más alto estuvo ligado más bien al transporte, la alimentación, el hospedaje y la pérdida de ingresos, tanto de pacientes como de sus acompañantes.
Los problemas de salud no son exclusivos de algún segmento de la población y los gastos excesivos se presentan en cualquier nivel de ingreso. Sin embargo, es claro que hay mayores efectos negativos en quienes menos tienen.
Y es aquí donde se enfatiza la importancia de la prevención de enfermedades, de promover la salud en toda la población y de un sistema público que no excluya a nadie.
Solo en la medida en que contemos con un sistema de salud integral y gratuito que incluya a toda la población, nuestro país podrá aliviar la presión que actualmente viven miles de familias a quienes el derecho a la salud les es negado.