Por: Cándido Pérez, Investigador de Early Institute
Publicación original de: Mexiquense Televisión
Hace unas semanas, fiscales de 41 Estados y el Distrito de Columbia en Estados Unidos presentaron una demanda colectiva contra la empresa Meta, propietaria de Facebook, WhatsApp e Instagram. La demanda alega que estas plataformas digitales representan peligros sustanciales y tienen el potencial de generar adicción, especialmente en niñas, niños y adolescentes.
Este problema no es nuevo; durante varios años, autoridades estatales en Estados Unidos han expresado preocupación de que Meta no protege adecuadamente a esta población, sino que, por el contrario, ha ampliado esfuerzos para manipularlos y fomentar una adicción que incrementa su tiempo frente a las pantallas. Se argumenta que la limitación de edad para evitar que menores de 13 años utilicen estas plataformas no es suficiente.
Los demandantes sostienen que la empresa recopila datos e información de menores de 13 años sin el permiso de sus padres y tutores, y señalan prácticas similares en otras plataformas.
Algunas autoridades estadounidenses concluyen que niñas, niños y adolescentes están experimentando niveles récord de problemas de salud mental, y culpan a las compañías de redes sociales por este aumento. Argumentan que no existe una supervisión seria y que los menores pueden evadir fácilmente las restricciones de edad.
Varios expertos advierten que el daño de las redes sociales está relacionado con el tiempo de exposición y que el uso prolongado de estas plataformas puede contribuir a problemas de salud mental. Se afirma que más de tres horas diarias duplican el riesgo de ansiedad o depresión, por ejemplo.
En México, el 75% de las niñas y niños de 6 a 11 años, así como el 90% de los adolescentes de 12 a 17, son usuarios de internet. Según el INEGI, pasan más de 3 horas en internet diariamente, mientras que los adolescentes promedian más de 5 horas.
El tema es de suma importancia, y como respuesta, recientemente se firmó en el Senado de la República un Pacto Nacional de Ciberseguridad de Niñas, Niños y Adolescentes, donde actores públicos y privados se comprometen a esforzarse más por brindar espacios seguros en el mundo digital. Sin embargo, la velocidad de avance en el mundo digital difiere considerablemente de nuestras acciones. Se espera que este pacto no sea simplemente un documento de buenas intenciones y que realmente responda a la necesidad apremiante de proteger la salud mental de quienes son, hoy en día, los más vulnerables.