Por Dr. Mario Arroyo
Consejero de Early Institute
Después de nueve semanas de caos y confusión por la implementación de la llamada “tolerancia cero”, política contra la migración impulsada por Donald Trump, todavía no hay una solución clara, y sí un desafortunado resultado en el que cientos de niños han sido separados de sus padres.
Es evidente que la política conocida como Family Separation representa un retroceso en la protección de los derechos fundamentales de los niños, reconocidos en la Convención sobre los Derechos del Niño de las Naciones Unidas, así como en diversos mecanismos internacionales avalados por la comunidad internacional.
Sin embargo, esta crisis también constató algo que hay que considerar, que cuando surge una problemática de gran escala es cuando salen a relucir los temas relacionados con los derechos de los menores, sector que en ninguna circunstancia debe pasar a segundo término, por el contrario, tiene que figurar como eje de toda política pública tanto en México como a nivel mundial.
Es así como instituciones especializadas como Early Institute damos seguimiento puntual a lo que está ocurriendo en la frontera norte, porque es un caso épico de violación flagrante del derecho superior de la infancia. Imaginemos las consecuencias que esta política tendrá en un futuro para los mexicanos migrantes que viven en EU, se estima que son entre 8 y 12 millones.
Indudablemente la fragmentación de familias por parte de una política migratoria llevada al extremo tiene repercusiones graves en el desarrollo integral de los menores y las implicaciones emocionales podrían ser irreversibles.
Si bien esta crisis debe motivar a una acción contundente por parte del gobierno norteamericano y remediar un poco el daño que ha ocasionado a los niños y a sus familias, también debe dar pie a la acción a los demás países involucrados, entre ellos, México.
Al respecto, resulta imperante el trabajo conjunto entre autoridades, sociedad y organizaciones para analizar y diseñar proyectos que garanticen la protección de los niños y sus familias, a fin de actuar proactivamente.
Es decir, más allá de reaccionar ante un problema, lo trascendente es prevenir situaciones de crisis, impulsando reformas, proyectos públicos y privados que favorezcan el desarrollo de los niños. En Early Institute ese es nuestro objetivo, dado que en todo proyecto de nación el eje debe ser el bienestar de la infancia.