Entornos digitales, la vida “En Línea” de niñas, niños y adolescentes

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Por: R. Vincent Morfín Calvo, Ejecutivo de Asuntos Públicas de Early Institute
Publicación original de: El Heraldo de México

El entorno digital está en constante evolución y expansión, y abarca las tecnologías de la información y las comunicaciones, incluidas las redes, los contenidos, los servicios y las aplicaciones digitales.

Los entornos digitales son, hoy en día, una parte muy importante de nuestras vidas. Quienes hemos vivido el desarrollo de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC), nos hemos adaptado a su uso y hemos incorporado sus diversos usos a nuestra vida cotidiana.

Pero ¿qué son los entornos digitales? De acuerdo con la Observación General Número 25 (2021) relativa a los derechos de los niños en relación con el entorno digital, de la Convención sobre los Derechos del Niño, el entorno digital está en constante evolución y expansión, y abarca las tecnologías de la información y las comunicaciones, incluidas las redes, los contenidos, los servicios y las aplicaciones digitales, los dispositivos y entornos conectados, la realidad virtual y aumentada, la inteligencia artificial, la robótica, los sistemas automatizados, los algoritmos y el análisis de datos, la biometría y la tecnología de implantes.

A diferencia de la mayoría de quienes nos encontramos en una edad adulta, niñas, niños y adolescentes son nativos digitales e interactúan con las TIC de una manera natural y casi por instinto, por lo que no debe sorprendernos que una gran parte de sus vidas se encuentre hoy [y en el futuro] dentro de estos entornos digitales.

Con el auge tecnológico de la última década, en una primera instancia fue necesario realizar modificaciones a la legislación mexicana existente para establecer desde un nivel normativo el derecho de acceso de niñas, niños y adolescentes a las TIC, quedando asentado de esa manera en la Ley General de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes, y para lo cual, los diversos órdenes de gobierno estarían obligados a tomar medidas para cumplir con la satisfacción de dicho derecho; sin embargo, no obstante que aún no hemos logrado garantizar un acceso igualitario a las TIC para todas las niñas, niños y adolescentes, hoy la realidad ha superado a la normativa vigente en cuanto a los retos que se presentan diariamente.

Hoy nos encontramos ante un panorama diverso en el que ya no solo es necesario el tomar acciones para que las y los menores puedan acceder a las TIC, sino que enfrentamos una inminente necesidad de generar nuevos mecanismos de políticas públicas para la protección de sus derechos e interés superior al momento de acceder y desarrollarse dentro de los entornos digitales.

A raíz de la pandemia por COVID-19, la transformación digital sufrió una aceleración sin precedentes en todo el mundo, lo cual, consecuentemente, tuvo un impacto directo en la vida de niñas, niños y adolescentes, quienes tuvieron que recurrir [aún más de lo que ya lo hacían] a los entornos digitales para cumplir con funciones como el aprendizaje y la escuela, el ocio y la recreación, así como socializar con sus amistades.

Si bien lo anterior podría verse como algo positivo, lo cierto es que esta situación también potencializó el crecimiento de una problemática existente, pero a la que no se había considerado como un asunto prioritario; la violencia digital cometida en contra de las y los menores de edad.

En muy poco tiempo crecieron exponencialmente las problemáticas relacionadas con el ciberacoso o “ciberbullying”, al igual que la suplantación de identidad, la sextorsión y la generación de material de contenido sexual autoprocurado, sin que al momento contemos con legislación homologada y suficiente que haga frente a estas problemáticas.

El inicio del nuevo gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum, supone una oportunidad inigualable de promover una reorganización legislativa que coloque en el centro del debate el interés superior de la niñez y, sobre todo, favorecer la creación de medidas efectivas para prevenir y atender la violencia que se comete a través de los entornos digitales.

Desde Early Institute, vemos con buenos ojos que la nueva administración federal haya anunciado como uno de sus ejes rectores el impulso de una nueva política en materia de ciencia y tecnología, donde será menester establecer regulación legislativa y mecanismos encaminados hacia el acceso universal a las TIC, así como a la prevención, combate y erradicación de los ciberdelitos. Si bien esta será una materia que beneficiará a un alto porcentaje de la población, señalamos una especial importancia a que estos temas se aborden bajo la óptica del interés superior de la niñez, así como la prevalencia y protección de sus derechos humanos.

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