Fátima no es un caso aislado: en un México feminicida, cientos de niños y niñas son abusados sexualmente

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Jorge Ávila / La Voz de Michoacán

 

Instituciones mexicanas e internacionales ubican a México en los primeros lugares de agresión hacia menores de edad y señalan la falta de políticas para revertir esta situación.

 

Morelia, Michoacán. El reciente caso de la niña Fátima Cecilia vuelve a poner sobre la mesa la necesidad de reforzar los mecanismos de protección a los niños y las niñas, que son el sector más vulnerable frente a la violencia.

En torno al feminicidio de Fátima, se dio a conocer que Giovana se la llevó de la escuela para entregársela a Mario, su pareja sentimental, quien quería una “novia”, y por esa razón ya había amenazado a la mujer con abusar sexualmente de las hijas de ambos, así lo contó Irma Reyes Castañeda, tía de Mario N. que denunció a la pareja al enterarse por las noticias de lo que habían hecho.

“(Mario) quería una niña para hacerla su novia para toda la vida, quería un regalito o iba a agarrar a una de sus hijas, que no me iba a dejar entrar si no le llevaba una niña, y él estaba en la casa con mis hijas, dijo le hacía con la lengua…”, le contó la mujer a la tía de su esposo.

La tía le preguntó a Giovana: “¿Tú estabas presente?, y me dijo que sí, ¿lo permitiste? ‘Es que le tengo mucho miedo, cuando vimos que ya estaban buscándola, la matamos’”.

El 15 de febrero, la pareja y sus tres hijos pequeños llegaron a Isidro Favela, al ejido de Tlazala, en el Estado de México, donde la vivía la tía de Mario, quien, sin saber lo que había ocurrido, les ofreció un cuarto por unos días, y al enterarse de los hechos decidió denunciarlos. Los tres hijos de la pareja quedaron bajo custodia de la tía Irma.

Niñas, infancia victimizada

Según Mario Arroyo, investigador por parte del laboratorio de ideas mexicano Early Institute, las niñas mexicanas que sufren abusos sexuales suelen ser invisibles para las autoridades, pues se carece de información que permita documentar este delito y mejorar las estrategias para prevenirlo.

“Se necesita incluir la modalidad infantil en el registro del abuso sexual, así como el género de la víctima y la entidad federativa donde fue agredida. Además, es necesario conocer indicadores sobre los presuntos delincuentes presentados y sentenciados”, señaló.

Además, el Early Institute ha alertado sobre la necesidad de que se vigile desde el sector salud esta forma de violencia, de tal manera que los datos de las autoridades encargadas de la seguridad pública y procuración de justicia se crucen con los registros del sector salud a fin de tener información más puntual y precisa para atacar la problemática de la violencia sexual contra menores de edad.

El año pasado, la organización elaboró un diagnóstico sobre la violencia sexual contra la niñez en México. En el estudio se encontró que de 641 mil 417 hospitalizaciones de personas menores de 18 años de las que se tuvo registro en 2015, 309 fueron por abuso sexual infantil. De esos casos, el 87 por ciento fueron niñas, y de ellas, 43 víctimas tenían entre cero y 5 años de edad.

“Estas cifras revelan un dato contundente: la posibilidad de que una niña sea hospitalizada a causa de un abuso sexual es siete veces mayor que la de un niño”, agregó Arroyo.

En 2017 se registraron 36 mil 158 delitos sexuales, de los que el 44 por ciento fue de abuso sexual y 9 de cada 10 víctimas son mujeres.

El diagnóstico también arrojó que 60 por ciento de los delitos son cometidos en el hogar de la víctima, y 4 de cada 10 víctimas son menores de 15 años.

 

Agresiones sexuales, sin denuncia

Según datos recabados en 2019 por la Asociación para el Desarrollo Integral de Personas Violadas (Adivac), en México, 4.5 millones de niñas y niños padecen violencia sexual y sólo se denuncia el 10 por ciento de los delitos, y de las denuncias, sólo 1.5 por ciento de los casos llega a juicio.

Además, por cifras del INEGI se sabe que alrededor del 12 por ciento de las adolescentes de entre 15 y 17 años de edad ha sufrido alguna forma de violencia sexual en la escuela, que puede ir desde el acoso hasta las agresiones físicas. En cambio, en el entorno doméstico se cometen 6 de cada 10 actos de violencia sexual, y el 40 por ciento de las víctimas son menores de edad.

 

México, primer lugar en abuso sexual infantil

Con base en los datos anteriores, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) ubica a México en el primer lugar mundial en delitos sexuales contra el sector infantil.

Sin embargo, el Colectivo parta el Maltrato y Abuso Sexual Infantil señala que la cifra es alejada de la realidad, ya que al denunciarse apenas el 1 por ciento de los delitos de esta naturaleza, la cifra negra podría ser mucho mayor.

“Estas cifras hablan del grave problema que estamos viviendo a escala nacional. Los principales agresores se encuentran en el seno familiar: padres biológicos, padrastros, hermanos, abuelos, tíos, sobrinos, primos… Los abusadores sexuales están en el seno de nuestras familias”, señaló en su momento la fundadora y directora de este colectivo, Lizzette Argüello Rocha, quien además fustiga que la inoperancia del sistema de justicia penal y civil ha provocado la revictimización de los niños.

 

El enemigo en casa

Según un estudio elaborado por el Consejo Ciudadano de la Ciudad de México, los principales agresores sexuales en contra de niñas y niños son familiares, le siguen maestros y después sacerdotes. Según el estudio, el 30 por ciento son abuelos o padrastros, el 13 por ciento, tíos; 11 por ciento, padres biológicos; 10, primos; 8, vecinos; 7, maestros, y 3 por ciento, hermanos.

Pero pese a esta problemática, México tiene los presupuestos más reducidos destinados al combate a este flagelo, puesto que solamente el 1 por ciento de los recursos para la atender a la infancia está enfocado a la prevención y protección contra el abuso sexual y la explotación, según el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF).

Por otro lado, en la “Encuesta de cohesión social para la prevención de la violencia y la delincuencia”, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía registra que el delito de violación alcanza a mil 764 niñas, niños y adolescentes por cada 100 mil menores y adolescentes en un rango de edad de los 12 a 17 años, mientras los tocamientos ofensivos y manoseos llegan a 5 mil 089 casos por cada 100 mil menores y adolescentes.

Como ya se dijo, en el hogar es donde ocurre el 60 por ciento de las agresiones, y 4 de 10 son contra menores de 15 años.

Durante la adolescencia, de los 12 a los 17 años, las víctimas sufren agresiones sexuales el 80 por ciento de las veces ya en entornos sociales, como la vía pública, la escuela o fiestas.

Cuando los niños pequeños denuncian actos sexuales de adultos en su contra, están diciendo la verdad en 93 por ciento de las ocasiones. Cuando hay manipulación de alguno de los padres por casos de divorcio, la falta de veracidad alcanza un 30 por ciento. Sin embargo, en los procesos legales se desestima la declaración de los menores de edad por considerar que mezclan fantasía.

Según estadísticas, un agresor violenta a alrededor de 60 personas a lo largo de su vida, han calculado especialistas que trabajan con detenidos por delitos sexuales.

En tanto, el 4 de cada 10 agresores fueron violados en su infancia, mientras que uno de cada cinco niños violentados se convierte en agresor cuando crece.

 

Laxo, el marco legal

Activistas y especialistas han señalado que el marco legal mexicano aún está en deuda con las víctimas de abuso sexual infantil, y pese al aumento en casos de pederastia, sólo 8 de los 32 estados de la República han tipificado en su Código Penal la pederastia como un delito.

Los estados que aún no incluyen este delito son Michoacán, Aguascalientes, Baja California Sur, Campeche, Coahuila, Chihuahua, Ciudad de México, Guanajuato, Hidalgo, Jalisco, Estado de México, Morelos, Nayarit, Nuevo León, Oaxaca, Puebla, Quintana Roo, San Luis Potosí, Sinaloa, Sonora, Tamaulipas, Tlaxcala, Yucatán y Zacatecas. Esto pese a que una de cada 4 niñas y uno de cada 6 niños sufrieron abuso sexual antes de la mayoría de edad, y la mayor incidencia se concentra en Querétaro, Tlaxcala y Chihuahua.

Y es que, en el marco legal mexicano, lo que está tipificado es el abuso sexual de niñas, niños y adolescentes, y no como un delito grave, además de que es difícil de comprobar y prescribe en poco tiempo, dado que muchas veces las denuncias se presentan años después de que ocurrió el abuso, cuando las víctimas alzan la voz en su mayoría de edad.

Por esa razón, la Comisión de Derechos de la Niñez y de la Adolescencia del Senado de la República presentará en el próximo periodo de sesiones, que arranca en septiembre, un paquete de reformas legales para combatir la situación.

Especialistas coinciden en que el abuso sexual contra niñas y niños es un delito con una enorme cifra negra en lo que toca a denuncias, lo que incide en que las autoridades no tengan cifras precisas por el temor de las víctimas a hablar, a la vergüenza ante el riesgo de sufrir escarnio social, lo que conlleva al ocultamiento de los casos.

Así, a un niño le toma en promedio 20 años poder hablar de la violación que sufrió, de acuerdo con psicólogos especialistas del tema. Pero los códigos penales de México permiten que este delito prescriba a los 5 o 10 años.

 

Las siguen matando

Mientras la atención de los medios y de la opinión pública estaba puesta en el caso de Fátima, la violencia feminicida y asesinatos de mujeres no se detuvieron.

En el Estado de México, un joven de 17 años que fue atrapado el miércoles 19 de febrero por haber abusado y asesinado a su hija de apenas 11 meses, quien había sido ingresada a un hospital del municipio Coyotepec por traumatismo craneoencefálico, pero además se detectaron señales de abuso sexual previo y síndrome del niño maltratado, por lo que se abrió la carpeta de investigación por el delito de violación.

Ese mismo día fue hallado el cadáver de Karol Nahomi Tobías, de 5 meses de edad, que supuestamente había sido arrebatada de los brazos de su madre el 18 de febrero en Saltillo, Coahuila; sin embargo, ya ante el fiscal, la mujer cayó en contradicciones al declarar y además se tuvo acceso a un video donde se ve a la mujer sosteniendo un bulto entre las manos y dejarlo justo en el lugar donde fue hallado el cadáver de la bebé.

El martes 18 de febrero, a las 14:30 horas, fue encontrado el cuerpo de una niña de 14 años en Zihuateutla, Puebla, dentro de su propia casa y con señales de haber sido atacada con un arma punzocortante, así como visibles huellas de violencia.

Conforme a los medios locales Central y Página Negra, de enero de 2020 con el feminicidio de la niña, suman 23 en Puebla.

También ese día, martes 18 de febrero, fue asesinada de varios balazos Bárbara Greco, locutora de radio de La Poderosa, afuera de su casa en Ciudad Juárez, Chihuahua.

Su cuerpo fue encontrado sin vida entre las calles 20 de Noviembre y Honduras, en la colonia El Barreal. Aparentemente la mujer de 37 años de edad bajaba de una camioneta tipo pick up cuando fue atacada por arma de fuego, sufriendo una herida mortal en el oído. Las autoridades desconocen el móvil de la agresión, así como el paradero del asesino.

Michoacán no se ha quedado al margen en materia de crímenes de odio, asesinato de mujeres y agresiones sexuales contra menores de edad.

El martes 18 de febrero, una mujer trans fue encontrada sin vida en la colonia Guadalupe Victoria, de Uruapan. La víctima murió por los balazos que recibió, además de que tenía huellas de tortura.

Además, en Morelia se detuvo a Javier R., acusado de abuso sexual contra una niña de 9 años. Él era su instructor de taekwondo, situación que él aprovechó para abusar de ella en reiteradas ocasiones entre marzo y abril de 2019.

El 20 de febrero, un sujeto llamado Jaime también fue detenido por el abuso sexual en contra de su hija, de 14 años de edad, el 24 de junio de 2019.

En Jacona, el 19 de febrero, un niño de 12 años murió en un hospital luego de que sujetos armados le dispararan desde una camioneta blanca. El chico había buscado refugiarse adentro de una tabiquera y de ahí, los paramédicos se lo llevaron a un hospital, donde más tarde perdió la vida. Aunque en este caso no se trató de una agresión sexual, llama la atención por ser un asesinato cometido al estilo del crimen organizado, que recluta a personas cada vez de menor edad.

Pero la saña con la que se asesina a menores de edad tampoco es un hecho aislado. En 2019, 14 niñas fueron asesinadas con arma blanca y 124 con arma de fuego, de acuerdo con los últimos datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional Seguridad Pública.

En 2018, unas 18 menores de edad murieron por heridas de arma blanca y 125 por arma de fuego.

Lo anterior es sólo un asomo a la realidad que mujeres y niñas enfrentan en México, pues en sólo 5 años prácticamente se incrementó el número de feminicidios.

En materia de homicidio doloso contra las mujeres, en 2015 se registraron 193, 169 en 2016, 218 en 2017, 219 en 2018 y 191 casos en 2019.

En cuanto al feminicidio, en 2015 se tuvo el registro de 50 casos, 54 en 2016, en 2017 llegó a 66, para subir a 88 en 2018 y cerrar 2019 con 98 feminicidios, un aumento del 96 por ciento sólo en ese periodo. Todo lo anterior según datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad pública.

El incremento significativo de crímenes en el grupo etario de niñas y adolescentes de cero a 17 años se ha disparado, y el asesinato de Fátima es una lamentable evidencia. En las cifras oficiales que reporta el SESNSP no hay un solo mes durante 2018 y 2019 en el que no se haya cometido algún delito contra menores de edad.

Finalmente, en la República Mexicana, el peligro feminicida no sólo está presente en la vía pública, pues las agresiones a mujeres y niñas también se dan en sus propias casas, en el entorno próximo y muchos de ellos son perpetrados por familiares o conocidos, en estos casos el castigo para los feminicidas es hasta cierto punto laxo, y hay que considerar que en muchos de ellos se censura, criminaliza y revictimiza a la propia víctima.

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