Fuente: Agencia EFE
El permiso de paternidad en México es insuficiente y es necesario generar una legislación que atienda esta problemática; estiman este miércoles especialistas en el tema.
En México existen muchos rezagos para garantizar el cuidado en la primera infancia, señala Cándido Pérez; especialista en materia de permisos parentales y coordinador de investigador del “think tank” (laboratorio de ideas) mexicano Early Institute.
¿Cuánto dura la incapacidad por paternidad en México?
El Senado aprobó que la licencia se amplíe de cinco días a dos semanas en México. Foto de Internet
Según la legislación mexicana; los hombres que se convierten en padres tienen cinco días de licencia para estar con sus hijas e hijos después de su nacimiento o adopción; pero ahora el Senado aprobó que esta licencia se amplíe a dos semanas.
“Esto es muy poco en comparación con otros países y expone como en el ámbito laboral sigue existiendo una enorme brecha difícil de cerrar“, asevera el especialista.
En Latinoamérica, hasta 2013 seis países no tenían permiso por paternidad, nueve aplicaban un permiso de entre uno y cinco días y cuatro contaban con un permiso de entre 10 y 14 días.
Sólo tres naciones tenían algún tipo de permiso parental más completo: Cuba, Chile y Uruguay.
En Uruguay se denomina licencia para cuidados del recién nacido que consiste en la reducción de la jornada laboral, medio tiempo, y puede tomarlo la madre o el padre de manera alternada y hasta los seis meses de edad del bebé.
¿Por qué los padres necesitan la incapacidad por paternidad?
El permiso por paternidad ayuda a los hombres a involucrarse en la primera etapa de desarrollo infantil.
De acuerdo con cifras de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), el permiso por paternidad, entre otros beneficios, incentiva la participación de los hombres en las responsabilidades familiares y en el desarrollo infantil.
Según el informe “Recomendaciones para implementar una política de permisos parentales en México” de Early Institute, los permisos parentales “son un mecanismo de política pública que favorece el involucramiento materno y paterno en el cuidado y crianza de los hijos en la primera etapa de su vida”.
Del mismo modo, Pérez dijo que estos permisos enfrentan retos como el empleo informal, la falta de financiamiento y la fragmentación en los servicios del cuidado infantil. El reto, dijo, es encontrar nuevos sistemas de financiación, además de que las empresas y gobiernos trabajen en conjunto para vincular los programas de cuidado y educación de la primera infancia.
Pérez señaló que, afortunadamente, tanto empresas y Gobierno están dispuestas a mejorar esta condición “aunque se debe legislar para que se pueda homologar“.