Por: Cándido Pérez, Investigador de Early Institute
Publicación original de: Mexiquense Televisión
El sobrepeso infantil, y su variante más severa, la obesidad, constituyen un problema grave de salud pública tanto a nivel mundial como en América Latina. Lamentablemente, según el último informe de UNICEF sobre el tema, la situación no ha mostrado mejoras; por el contrario, el sobrepeso y la obesidad continúan afectando a un número creciente de niños, niñas y adolescentes.
El sobrepeso y la obesidad están estrechamente vinculados a problemas de salud y condiciones mentales durante la infancia, y se asocian también con enfermedades crónicas a lo largo de la vida, incluyendo enfermedades cardiovasculares, diabetes tipo 2 y ciertos tipos de cáncer.
El informe destaca que los principales determinantes de esta problemática son el consumo de comida rápida, alimentos ultraprocesados y bebidas azucaradas, así como la alta exposición a la publicidad de estos productos en medios de comunicación y redes sociales. También se señalan el sedentarismo, el tiempo excesivo frente a las pantallas y la falta de espacios adecuados para la práctica de actividad física como factores contribuyentes.
A nivel internacional, algunos países han implementado políticas públicas como el etiquetado frontal en productos, impuestos a las bebidas azucaradas y regulaciones sobre la publicidad. No obstante, se requieren mayores esfuerzos para fomentar hábitos saludables entre niños y adolescentes, incentivando no solo la reducción de consumos perjudiciales, sino también la incorporación cotidiana de alimentos saludables.
En el caso específico de México, investigadores del Instituto Nacional de Salud Pública revelan que más del 60% de la población de 5 a 19 años supera el límite recomendado de consumo de azúcares, ejemplificando la magnitud del problema en esta población.
Sin lugar a dudas, abordar este desafío requiere, como primer paso, reconocer la gravedad del problema de salud que enfrentamos. Este problema no solo persiste, sino que se agrava, y los costos asociados a la falta de prevención del sobrepeso y la obesidad infantil son significativos, proyectándose a afectar aún más la salud en la vida adulta de estos niños y niñas.