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Por: Cándido Pérez, Investigador de Early Institute
Publicación original de: Mexiquense Televisión

A propósito del huracán Otis, en cifras preliminares, se ha hablado de cuatro niños fallecidos. Dato que seguramente se actualizará en los siguientes días. 

Si bien la pérdida de estas vidas es de por si una tragedia, como en otros desastres o crisis, sabemos que existen otras tragedias hacia las niñas y niños. Por ejemplo, todos aquellos que han perdido a su madre, padre o a su principal cuidador. Esta es una cifra que comúnmente se pasa por alto pero que en cada uno de esos niños y niñas marca un antes y un después en sus vidas. 

Esta situación no es menor, recordemos que en otras crisis como la vivida por el COVID 19, hubieron más de 244 mil niñas y niños que perdieron a sus cuidadores primarios o secundarios. 

Tendríamos que preguntarnos ¿qué ha sido de esos niños?, ¿quién ve por ellos? 

Como bien sabemos, ante este tipo de crisis son las propias familias las que buscan la forma de proteger a la infancia. 

Y es que, si bien tenemos una amplia normativa internacional y nacional que habla de la protección integral y del bienestar superior de la niñez reconocido por el Estado, este tipo de situaciones deja ver que muchas de esas leyes se vuelven endebles ante crisis y sus consecuencias en el futuro de niñas y niños. 

La protección de la infancia debe reflejarse en mecanismos de política pública que respondan a necesidades ante desastres, mecanismos ausentes en nuestro país.  

En los días siguientes al huracán, hemos visto a dependencias públicas organizar centros de acopio y colectas que sin duda son importantes, pero insuficientes para el bienestar de los más vulnerables. No hay mecanismos de protección para atender el incremento de riesgos a la salud física y emocional de la infancia que ha sido perjudicada.  

En los municipios más afectados viven alrededor de 300 mil niñas y niños, y Guerrero es, de por sí, uno de los Estados con peores índices en el bienestar de esta población.  

 Desde Early Institute hacemos un urgente llamado al gobierno federal y estatal para dar conocer la situación en la que se encuentran estos niños y cuáles serán las respuestas para atender, de manera prioritaria, sus necesidades. 

 

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