Más de 50 mil niñas, niños y adolescentes en casas hogar

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Por: Renata Díaz Barreiro, Ejecutiva de Investigación de Early Institute
Publicación original de: El Sol de México

¿Cómo sabemos que la adversidad, la negligencia y el abandono tienen un impacto negativo en el desarrollo infantil? Uno de los estudios de caso más relevantes en esta materia es en niñas y niños institucionalizados en Rumania en la década de los 80s, los científicos descubrieron que en las casas hogar llenas de bebés reinaba un silencio y concluyeron que debido a que no hubo una interacción típica entre un cuidador y un niño, nunca se les atendió cuando lloraban y por ello optaron por permanecer en silencio. El estudio determinó causalidad entre negligencia y desarrollo infantil inadecuado y probó que el cuidado cariñoso y sensible puede atenuar los efectos de las adversidades a las que habían sido expuestas.

En México, de acuerdo con el Censo de Población y Vivienda 2020, hay 53,862 niñas, niños y adolescentes en los Centros de Alojamiento de Asistencia Social (CAAS) que, por diversas razones como la violencia, la pobreza, el crimen organizado, la migración, entre otras, no viven en un entorno familiar y se encuentran institucionalizados. Esta situación representa un desafío social de gran relevancia.

Lamentablemente en México, de acuerdo con el Coneval más del 10% de las niñas y niños están en pobreza extrema y alrededor de 1,780,000 que equivale al 6% de las niñas y niños de entre 1 y 14 años se les castiga con violencia severa semanalmente.

A lo largo de los años, se ha planteado la necesidad de evitar la institucionalización de niñas, niños y adolescentes, sobre todo, por el impacto negativo en el desarrollo de las niñas y niños por largos periodos de institucionalización. No obstante, es fundamental visibilizar que ante las realidades que existen en México, los Centros de Alojamiento de Asistencia Social (CAAS), si bien deben mejorar en muchos casos la calidad y condiciones de sus servicios, han jugado un papel clave en la vida de miles de niñas y niños como hogares de transición hacia una familia.

Sin duda, es esencial que estos CAAS sean un paso temporal para las niñas, niños y adolescentes y no un destino permanente. La meta debe ser que cada niña, niño o adolescente no regrese a entornos de violencia, pobreza y crimen, sino que transiten hacia la adopción o la reintegración familiar, proporcionándoles una vida de cuidado cariñoso y sensible y un cambio positivo en el corto y largo plazos.

Los CAAS albergan a miles de niñas, niños y adolescentes por lo que es fundamental que durante su estancia se les brinden las mejores condiciones posibles y asegurar que se cumplan sus derechos fundamentales como la educación, salud, nutrición, protección y sin dejar de lado su derecho a la recreación y al juego.

Sin embargo, existen diversas preocupaciones, por ejemplo, que un 21% de las niñas, niños y adolescentes institucionalizados no asistan a la escuela, y que este porcentaje sea aún más alto para la primera infancia, alcanzando un 38%, principalmente por la relevancia de esta etapa trascendental.

Estas cifras reflejan una realidad inquietante, pues lejos de poder disfrutar de un entorno familiar amoroso y estable, miles de niñas, niños y adolescentes institucionalizados pasan largos periodos de tiempo en las Casas hogar para menores de edad y no asisten a la escuela. Los datos muestran que solo el 31% de las niñas y niños reside en estos Centros por menos de 1 año, mientras que un 31% permanece entre 1 y 2 años, un 21% de 3 a 5 años y un alarmante 17% por 6 años o más.

Desde Early Institute, consideramos imperante redoblar esfuerzos para asegurar que las condiciones de estos Centros de alojamiento sean óptimas, y que sus estancias sean cortas, favoreciendo así procesos de adopción o reintegración eficientes que les permitan tener un cambio de trayectoria y lograr el desarrollo en un entorno familiar que les brinde cuidado cariñoso y sensible para atenuar los efectos adversos de su pasado. Se necesita de una colaboración interinstitucional de autoridades desde el ámbito legislativo y escolar, así como de instituciones y de la sociedad civil para mejorar la calidad en los servicios en beneficio del interés superior de cada niña o niño.

No dejemos que las niñas y niños que necesitan atención urgente y de calidad, reciban la peor. Debe ser nuestra prioridad cambiar la trayectoria de una niña o niño cuyos derechos han sido vulnerados y construir un futuro brillante que garantice el bienestar de la niñez mexicana. Logremos que las casas hogar se llenen de risas y juego.

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