Educación en México, una deuda pendiente

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Por Annayancy Varas García, directora de Early Institute
Publicación original de El Financiero

Desde 2019, en México se ha emprendido una serie de modificaciones en torno a la educación. Una de las más controvertidas es el interés por cambiar los contenidos de los libros de texto de la educación básica, ya que en palabras del director de Materiales Educativos de la Secretaría de Educación Pública (SEP), Marx Arriaga, siguen “un modelo de educación neoliberal”.

Si bien tenemos una deuda con la educación pública mexicana, ofrecer contenidos desde la óptica del gobierno operante va en contra de lo que se esperaría sean los materiales que la sustentan: libres de ideología y basados en fundamentos científicos.

En nuestro país, hay rezagos importantes que se deben considerar. Según Indicadores Nacionales de la Mejora Continua de la Educación en México, presentado por la Comisión Nacional para la Mejora Continua de la Educación: “Al inicio del ciclo escolar 2020-2021 estaban matriculados 29.4 millones de estudiantes en preescolar, primaria, secundaria y educación media superior. Con respecto al ciclo anterior, se estima una disminución de 763 mil 299 estudiantes, lo que representa un descenso de 2.5 por ciento de la matrícula en este periodo. En 2020 alrededor de 5.7 millones de niñas, niños, adolescentes y jóvenes de entre 3 y 17 años se encontraban fuera de la escuela. Éstos constituían 17.5 por ciento de la población en ese rango de edad”. Esto nos habla de la existencia de una desigualdad que exige esfuerzos sustanciales para que ningún niño, niña o adolescente se quede sin ejercer uno de sus derechos fundamentales.

Aunado a esta deficiencia, de acuerdo con la asociación Save The Children, “en 2021 cada día 7 niñas, niños o adolescentes fueron asesinados diariamente y 37 sufrieron violencia física, esto sin contar los múltiples casos que no son identificados ni denunciados. La normalización cultural de la violencia sistémica en su contexto familiar, escolar y comunitario está cobrando sus vidas y les está haciendo vivir situaciones que ninguna persona, pero especialmente ninguna niña, niño o adolescente, le corresponde vivir.” Esto es alarmante pues nos habla de una total falta de garantías para proteger el derecho más importante de niños, niñas y adolescentes, que es el de la vida, incluso en su ambiente escolar.

Desde hace tiempo, en México se han impulsado reformas que dicen ser educativas, cuando en realidad son de carácter administrativo o político. Los cambios que hoy se gestan bajo el paradigma de la Nueva Escuela Mexicana tampoco resolverán de fondo los problemas si se rige por bases ideológicas o de un partido.

Sin duda hay mucho por hacer en materia educativa, la cual debe ser una vía que no sólo permita adquirir conocimientos académicos, sino para la vida y se cumpla lo que establece el artículo tercero de nuestra Constitución: “La educación se basará en el respeto irrestricto de la dignidad de las personas, con un enfoque de derechos humanos”.

En Early Institute sabemos que la primera infancia es clave para el desarrollo físico, mental y emocional de niñas y niños. Por lo tanto, es necesario construir un entorno que asegure su bienestar integral, empezando por garantizarles una educación adecuada y espacios seguros que protejan su vida, y coadyuven en su crecimiento y desempeño escolar.

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