Por Renata Díaz Barreiro, investigadora de Early Institute.
Publicación original en 24 Horas
De acuerdo a las estadísticas diarias de COVID-19 se sabe que México ocupa el 4 lugar respecto a la cantidad de muertes causadas por el virus, ya que se han pérdido a más de 266,000 personas durante la pandemia. Adicionalmente a estas lamentables pérdidas humanas, poco se visibiliza la crisis que miles de niñas, niños y adolescentes viven al quedarse sin sus cuidadores más queridos y protectores, su mamá, papá o ambos.
De acuerdo con un estudio publicado recientemente por la revista científica The Lancet, a nivel internacional hasta marzo de este año, más de 1,134,000 niñas, niños y adolescentes sufrieron la muerte de al menos uno de sus cuidadores primarios: mamá, papá o abuelos con custodia.
Particularmente México, se encuentra dentro de los países que presentan las tasas más altas en América Latina, y registró más de 131,000 niñas, niños y adolescentes que han perdido a sus cuidadores primarios. Esta cifra se eleva a 203,549 si se incluyen las pérdidas también de un cuidador secundario como sus abuelos o personas que vivían dentro de su hogar.
Los datos son preocupantes porque la pandemia esta dejando a miles de niñas y niños desprotegidos. La muerte llega en cuestión de días o semanas, las familias tienen muy poco tiempo, si no es que nulo, para preparar a las niñas y niños del trauma que experimentan cuando una persona tan importante en su vida muere.
Adicionalmente a perder a sus seres más queridos, las niñas y niños en situación de orfandad frecuentemente enfrentan consecuencias adicionales como son la pérdida de ingresos, pobreza, abuso y/o institucionalización lo cual vulnera severamente sus derechos fundamentales.
Lo que hace unos meses preocupaba sobre los efectos secundarios del COVID-19 se ha vuelto una realidad y lo más alarmante es que la orfandad continuará creciendo en la medida en la que el virus continúe propagándose. Por lo anterior, es necesario viibilizar estas consecuencias y pasadas por alto que son sumamente perjudiciales para la niñez mexicana.
Si bien en abril de 2021, en el Senado de la República, los integrantes de la Comisión de los Derechos de la Niñez y la Adolescencia, estimaron que en el país había 185,000 niñas, niñas, niños y adolescentes huérfanos por COVID, aún no se observa, ante la magnitud del problema, interés nacional para mitigar el impacto directo contra la orfandad en nuestro país.
Al respecto, el estudio citado alerta sobre la necesidad de respuesta ante el COVID-19 que además de prevenir, detectar y responder es de suma importancia el cuidado de niñas y niños por lo antes mencionado. Y es por ello que, desde Early Institute, se hace un llamado para fortalecer el aparato público a través de medidas urgentes de atención a poblaciones vulneradas, apoyos económicos, apoyos terapéuticos para auxiliar a las familias a la crianza y evitar en gran medida niñez institucionalizada.
Estamos a tiempo de actuar, es de vital importancia que las políticas públicas reflejen el interés superior de la niñez en México, las niñas y niños son la apuesta para nuestro futuro sostenible. Si no actuamos hoy, esta crisis silenciosa, con el paso de los años, nos va a cobrar factura.