Fuente: Presencia
Con un cuchillo en mano y con la amenaza que lo mataría si no se bajaba el pantalón, un sujeto identificado como David “N”, de 16 años de edad, ultrajó sexualmente a su primo de 10 años en la calle Corregidora de la colonia Miguel Hidalgo. La mamá de la víctima al escuchar el grito del pequeño, corrió a su cuarto y al verse descubierto el agresor, huyó hacia su casa.
El agresor huyó despavorido a su vivienda y su familia lo encubrió. Esa misma noche, la familia del lesionado acudió a la oficina de la Fiscalía pero no le recibieron la denuncia hasta el viernes por la mañana.
De acuerdo con la información recabada por este medio informativo, la familia de David “N”, lo habría reportado como “desaparecido”; sin embargo, la parte agraviada y su representante legal sospecha que lo escondieron en un rancho hacia la zona rural, por lo que las autoridades ministeriales ya investigan.
El enemigo está en casa
En México, 60% de los casos de este delito suceden en el hogar, de acuerdo con el Diagnóstico sobre la situación del abuso sexual infantil en un contexto de violencia hacía la niñez en México, que realizó la organización Early Institute, en el que resalta también que siete de cada 10 víctimas son niñas.
El estudio de Percepción del abuso sexual infantil en México 2016-2018, de la organización Guardianes, menciona que en la actualidad se conoce que el padre es la primera persona en violentar a los menores, después los abuelos, tíos, primos o padrastros.
El informe que publicó Guardianes muestra que no se percibe que el abuso sexual infantil sea solamente violación, 73% cree que también se refiere a tocar los genitales de un menor, 66% masturbarse frente a un niño, 51% desnudarse frente a él y 66% ver pornografía que incluya a infantes.
Recomendaciones
Especialistas explican que es fundamental que los padres fortalezcan la comunicación y la confianza con sus hijos; además, es importante que estén alerta si notan características como: un cambio repentino de comportamiento, de ser sociable a tímido, que suben o bajan de peso, que tienen trastornos del sueño, dormir todo el tiempo o dejar de hacerlo, que sufren terrores nocturnos o que se orinen.